Recientemente, el Servicio Metereológico Nacional anunció oficialmente que el fenómeno de El Niño ya está entre nosotros en el territorio nacional, y esto presagia la caída de abundantes precipitaciones en la provincia de Buenos Aires, en particular en los bastos campos cuyos suelos aún no pudieron recuperarse de una prolongada sequía histórica, impuesta por el pendular efecto al que nos somete el Cambio Climático.  

La imponente Cuenca del Salado

Para analizar la situación hídrica provincial, el especialista comenzó resaltando la importancia de la Cuenca del Salado, la cual involucra unas 17 millones de hectáreas que representan un 55% de la superficie provincial y la convivencia de 55 Distritos.

Imágen:Puente guerrero en Ruta 2. Tomada de aguas abajo hacia aguas arriba

Su “cauce principal” posee una extensión aproximada de 710 kilómetros y, ante esto, el ingeniero afirmó que “solo se realizaron obras en 219 kilómetros, por lo que  aún tenemos 410 kilómetros donde prácticamente no se hizo nada.”

Velazco remarcó que, en un estudio que llevara a cabo en el año 2014 a partir de contemplar los Distritos que fueron declarados en emergencia por inundaciones, pudo calcular que la zona afectada representó un 78% de la superficie de la Cuenca del Salado (unas 13.300.000 hectáreas), pero que, si sumásemos las consecuencias de otras cuencas que desaguan en otros cursos de agua, como ser el Río de La Plata y las que lo hacen sobre el Atlántico, sumaron alrededor de 19 millones de hectáreas, lo que representó un 61 % de la superficie total bonaerense.

En relación con la inundación que sufrió la Provincia en el año 2015, recordó que, en septiembre de ese año, llevó adelante una recorrida aérea siguiendo la traza de la Ruta 2, justo cuando el pico de crecida se encontraba en el entorno de ciudades y localidades lindantes a dicha ruta. En ella pudo constatar lo que ya pensaba: el efecto dique provocado por dicha ruta ante las insuficientes secciones de escurrimientos.

Localidad de Dolores

¿Qué hacer en la Cuenca del Salado?

Velazco afirmó que “en relación a su cauce principal”, se necesitan ampliar las secciones existentes de 410 kilómetros del mismo,  y la ampliación adicional de las secciones de los tramos I a III ya ejecutados (por quedar demostrado que siguen siendo insuficientes). Asimismo, ampliar las secciones  de los Arroyos Salado, Vallimanca, Saladillo y de las Flores, como de los Canales 9 y 11”.

Particularmente, enfatizó la necesidad de realizar obras en el noroeste provincial, el cual viene afrontando serias inundaciones, como por ejemplo la del año 2016. Y para  este sector presentó la propuesta de un nuevo canal de 310 kilómetros de extensión, que debería nacer en la provincia de Córdoba, a unos 35 kilómetros de nuestro límite provincial, y extender una canalización lo más directa posible al Río Salado. De esa manera, de acuerdo a la geografía del territorio, a su planialtimetría, se evitaría el estancamiento de las aguas en la región noroeste.

 

¿Qué hacer en otras Cuencas productivas?

Asimismo, el ingeniero consideró otras regiones externas a la Cuenca del Salado que suelen verse afectadas por inundaciones de diferentes magnitudes, y en ellas planteó la conveniencia de realizar obras de ampliación de secciones en los ríos Arrecifes, Pergamino, Areco, Luján y Arroyo del Medio.

 

RP 41, de Castelli a Pila

 

Inversiones millonarias para réditos aún mayores

En resumen, la base de la propuesta presentada, involucra un total de 2.100 (dos mil cien) kilómetros de cursos de agua, como punto de partida de obras de ampliación de secciones de escurrimiento de diferentes cursos de agua que se deberían intervenir en todo el interior provincial.

Según el programa estipulado por el especialista, la inversión requerida para llevar a cabo tales obras ronda los 11.000 (once mil) millones de dólares.

En este marco, Velazco estimó que “recientemente, por la sequía histórica, no solo se ha visto gravemente afectado el sector agropecuario en particular, sino que el Estado Nacional perdió en recaudaciones unos 20.000 (veinte mil) millones de dólares. Es cierto que las sequías son imposibles de controlar, pero sí lo podemos y debemos hacer con las inundaciones. Y resulta paradójico que el Estado Nacional dejó de recaudar en un solo año más de lo que necesita invertir en obras hidráulicas que darían algo así como una luz verde a millones de hectáreas que hoy día están expuestas a latentes inundaciones y que, de realizarse dichas obras, darían tranquilidad y mayor certeza a los productores al momento de planificar sus siembras”.